Tanto a nivel nacional como provincial, estamos atravesando un contexto de recortes, ajustes, mientras nuestros derechos, conseguidos con organización y lucha, se ponen en riesgo. Este panorama nos obliga a sostener las mismas reivindicaciones y las mismas consignas, aún con más fuerza.

Tenemos derecho a vivir en una sociedad sin violencia de ningún tipo, ni psicológica, ni emocional, ni física, ni sexual, ni tampoco económica. En este día, volvemos a exigir pleno empleo, salarios dignos, reconocimiento de nuestras tareas de cuidado e igualdad en el acceso y promoción en todos nuestros ámbitos laborales.

Cuando el panorama es de ajuste, el sufrimiento y la incertidumbre recaen con más fuerza sobre los sectores más vulnerables. A lo largo de la historia de nuestro país, en cada crisis, las mujeres somos las más perjudicadas, las que tenemos que hacer malabares con la economía familiar, las primeras despedidas, las que en los barrios nos organizamos en el comedor para paliar el hambre, etc.

En cada una de las decisiones políticas de nuestros gobernantes solo podemos avizorar peores condiciones para quienes vivimos de nuestros salarios y una transferencia de recursos a los sectores más concentrados de la economía. Mientras el gobierno nacional libera las condiciones para que los ricos se enriquezcan todavía más, avanzan el hambre, el precio de los medicamentos, de los alquileres, del transporte, de los alimentos, etc., resultando en la devaluación de nuestros salarios y jubilaciones, y en el riesgo concreto de pérdida de fuentes de trabajo.

La persecución explícita de las organizaciones sociales en general, y de las organizaciones sindicales en particular, así como la represión de la protesta social, son claras amenazas a nuestra vida democrática.

Como trabajadoras de la educación luchamos por una sociedad más igualitaria y con justicia social.

En esta fecha convocamos a sostener y fortalecer la organización y unidad de las trabajadoras para resistir a todas las políticas de ajuste y recorte de derechos.