Entre las obras de literatura infantil, hay algunas que se han convertido en verdaderos clásicos. Cuando pensamos en el derecho a la protesta y su ejercicio, por ejemplo, es probable que una de las primeras referencias que se nos vengan a la cabeza sea el cuento “Un elefante ocupa mucho espacio”, de Elsa Bornemann. Una posible explicación es que  fue uno de los cuentos prohibidos por la última dictadura militar. Entre los argumentos esgrimidos por el decreto militar en cuestión se mencionaba que el  cuento tenía “una finalidad de adoctrinamiento que resulta preparatoria a la tarea de captación ideológica del accionar subversivo (…) De su análisis surge una posición que agravia a la moral, a la Iglesia, a la familia, al ser humano y a la sociedad que éste compone”. Sin duda, la idea de juntarse y reclamar por lo que es justo podía ser considerada por este decreto como subversiva, pero hoy resulta una condición necesaria para la vida en común en nuestra sociedad.

“Un elefante ocupa mucho espacio” , de Elsa Bornemann: Descargá aquí

Un elefante ocupa

Algo similar ocurre con “Un monte para vivir”, de otro gran escritor argentino: Gustavo Roldán. Allí, los protagonistas (también animales) deciden recuperar la alegría perdida a causa de las prohibiciones de un tigre dictador. A tal fin, idean una estrategia que les permita recuperar el monte para un buen vivir.

La vida digna, el derecho a la protesta, el derecho a la asociación, pueblan estas páginas dedicadas a las/os más chicas/os y nos invitan a las/os más grandes a que asumamos nuestra responsabilidad: ¡Llevarlas a las aulas!

“Un monte para vivir”, de Gustavo Roldán: Descargá aquí 

un monte para

Para conocer más sobre los libros prohibidos durante la última Dictadura, podés leer esta publicación en el portal del Plan Nacional de Lectura que realiza un repaso por los ejes principales de algunos de esos libros. Leela desde aquí